A principios del siglo XX, los productores lecheros de Argentina comenzaron a controlar la producción de sus vacas con la finalidad de mejorar la calidad de su ganado.
Así se fueron formando los primeros centros de “control lechero”, bajo la fiscalización de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación.
En 1982 el Gobierno Nacional delegó la fiscalización y certificación de la producción del ganado lechero a la Asociación Criadores de Holando Argentino (ACHA), que ejerce las funciones otorgadas mediante la Comisión Nacional de Control Lechero, integrada por representantes de ACHA y de las entidades de control lechero oficial.
Para la prestación del servicio se habilitaron entidades de control lechero, a saber, sociedades rurales, cooperativas, organismos oficiales o entidades afines.
Como resultado de un proceso de descentralización operativa y con el objeto de agrupar regionalmente a esas entidades, el 18 de abril de 1995 se constituye la Asociación del Litoral de Entidades de Control Lechero (ALECoL), con sede en la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe, en el centro geográfico de la Cuenca Lechera Central de la República Argentina.